Época del realismo

El Realismo es un movimiento literario y pictórico que surgió a mediados del siglo XIX, marcando una ruptura con el Romanticismo.

El término «réalisme» comenzó a usarse a partir de la exposición de cuadros de Gustave Courbet, en 1850 en París. Courbet es considerado el padre de dicho movimiento que se caracteriza por la representación exacta de la realidad.

Pocos años después, el realismo se manifestó en el campo literario: en 1856 apareció la revista Réalisme, y el año siguiente se editó un volumen de ensayos de Champfleury titulado Le Réalisme, así como Madame Bovary, de Gustave Flaubert, consideraba la obra más emblemática de este movimiento.

En España son los escritores de la Generación de 1868 quienes aplican las doctrinas del Realismo a la literatura, principalmente al género novelístico: José María de Pereda, Benito Pérez Galdós, Juan Valera, Emilia Pardo Bazán, Leopoldo Alas «Clarín», Armando Palacio Valdés, entre otros.

Además de la marcada influencia de Honoré de Balzac y Émile Zola en las obras de la Generación de 68, los escritores españoles realistas también incorporaron las técnicas narrativas ya practicadas por los costumbristas quienes habían imitado el estilo descriptivo de Cervantes y el género picaresco. A principios de esta corriente, los realistas se centraban en el cultivo de la novela de tesis, género que tiene como fin defender determinadas posturas ideológicas, pero a partir de 1880 los escritores gravitaron más hacia una estética derivada del Naturalismo francés de Zola.

Características del Realismo:

Verosimilitud. Es importante que los personajes, el argumento y el lenguaje sean creíbles, como un espejo de la realidad. Los realistas hacen hincapié en la mimesis, la imitación de la vida que el escritor logra a través de la observación minuciosa de la sociedad, la gente, su habla y sus costumbres.

Descripción detallada. No se deja nada a la imaginación. Los escritores describen las fisonomías de los personajes, sus personalidades, su debilidades, sus fortalezas, su vestidura, sus viviendas, su lenguaje, sus almas, etc.

Preferencia por un narrador omnisciente. Para describir a los personajes y sucesos con tanto detalle, el narrador no puede ser otro que omnisciente (que está enterado de todo, hasta de los pensamientos de los personajes).

Compromiso social. Algunos escritores incorporan al argumento ciertas posturas, sean políticas o religiosas. Por ende, prefirieron las novelas de tesis. Sin embargo, por tanto enfatizar estas posturas, en algunas de estas obras los personajes aparecen como estereotipos maniqueístas.

Estilo directo y natural. Los escritores realistas dejan atrás la grandilocuencia de los románticos. Buscan la naturalidad de la expresión y hasta emplean coloquialismos en el diálogo de los personajes.

Algunas obras del Realismo:

La Fontana de Oro (1870), Galdós
El audaz (1871), Galdós
Pepita Jiménez (1874), Valera
Doña Perfecta (1876), Galdós
De tal palo, tal astilla (1880), Pereda
La Regenta (1884-85), Clarín
Fortunata y Jacinta (1886-87), Galdós
Su único hijo (1890), Clarín

Ejemplo textual del Realismo:

Se puede apreciar la descripción detallada en este fragmento de Su único hijo, de Leopoldo Alas «Clarín»:

Bonifacio era un hombre pacífico, suave, moroso, muy sentimental, muy tierno de corazón, maniático de la música y de las historias maravillosas, buen parroquiano del gabinete de lectura de alquiler que había en el pueblo. Era guapo a los románticos, de estatura regular, rostro ovalado pálido, de hermosa cabellera castaña, fina y con bucles, pie pequeño, buena pierna, esbelto, delgado, y vestía bien, sin afectación, su ropa humilde, no del todo mal cortada. No servía para ninguna clase de trabajo serio y constante; tenía preciosa letra, muy delicada en los perfiles, pero tardaba mucho en llenar una hoja de papel, y su ortografía era extremadamente caprichosa y fantástica; es decir, no era ortografía. Escribía con mayúsculas las palabras a que él daba mucha importancia, como eran: amor, caridad, dulzura perdón, época, otoño, erudito, suave, música, novia, apetito y otras varias.